viernes, 27 de noviembre de 2009

HACERLO DE MEMORIA, HISTÓRICA

En todas partes, en todo momento, podemos encontrarnos con personas que van contracorriente. Siempre hubo, hay y habrá individuos que suelen llamar la atención por su excéntrico comportamiento. No me refiero al que decide hacer público, a todos aquellos a los que no le conocemos, y a los que no nos interesa, el matrimonio que ha llevado a cabo con un semejante del mismo sexo. Ese goza de los parabienes del poder. Incluso de su ayuda. Me refiero más bien, a los que deciden llevar a término un embarazo, que saben que dará a la luz un bebé con síndrome Down. Me refiero a aquel que en su alocada huida, al pasar por encima de la bandera abandonada, la toma entre sus brazos, la iza en alto, se gira y vuelve a la carrera sobre sus pasos. Siempre hubo gente así. Todos somos capaces de citar a una decena de personajes que cumplan este perfil. Uno de ellos fue el Conde Garci Fernandez. Se empeñó en no claudicar, convirtíendose en vasallo de Almanzor, tal y como lo hacía el resto de nobles españoles, de aquel momento, tal y como pretendía su propio hijo. Perdió la vida en su lucha. Y su cabeza fue escaparate de su corajudo esfuerzo. Pero hay muchos más. Muchos que son anónimos, que no buscan ser conocidos. Muchos que consiguen llevar a cabo sus iniciativas, únicamente en su tiempo libre, exclusivamente con su dinero.
Bueno pues esta vez, el héroe es un colectivo. Se trata de un grupo de amigos, que unidos bajo el nombre de Pascual Vivas, lleva un par de años recorriendo, entre otras actividades, los lugares donde nuestros ancestros llevaron a cabo actos que nos hacen sertirnos orgullosos de ser sus descendientes. El último acto ha sido, en unión con ayuntamiento de Langa de Duero y de Alcozar, la colocación de un monumento al segundo conde de Castilla. ¡Ojala no sea el último!